3.2.7. Dziga Vertov

Título El hombre y la cámara, 70’
 

Fecha

1928-29
  Conceptos
  • Cine-ojo
  • Frases fílmicas
  • Constructivismo
  •  

    Otras Obras destacadas

  • Kino-Pravda (Cine-verdad), 1922-25
  • Cine-ojo, La vida al imprevisto, 1924
  •  

    Citas

     

     

     

    "La identificación de Dziga Vertov con la cámara cinematográfica era total: «Soy un ojo. Yo, la máquina, muestro un mundo de la manera que sólo yo puedo verlo»" 1

    1 Dziga Vertov. Referenciado en Margot Lovejoy, "The Machine Age and Modemism" en Postmodem Currents. Art and Artists in the Age of Electronic Media, ed. Prentice Hall. New Jersey, 1989

     

    Comentario

     

     

     

     

     

     

     

     

    El hombre y la cámara (1929) de Dziga Vertov (1896-1954) sigue funcionando como una especie de grado cero del lenguaje cinematográfico. Con Octubre (1928) de Sergei Eisenstein, es el ejercicio más radical de la teoría del montaje que el cine soviético aportó al desarrollo del cine moderno, y continúa siendo el punto de referencia en la búsqueda de una imagen en movimiento que atiende de manera subjetiva a la realidad del mundo objetivo en lugar del proceso imaginario de la ficción. Como la propia película declara en el manifiesto que le sirve de prólogo, quiso ser el primer film hecho “sin guión ni íntertítulos” que planteara un “lenguaje internacional absoluto” sin parentesco con el teatro ni la literatura.
    La ciudad moderna y la cámara de cine comparten los roles protagonistas. La película está compuesta por numerosas escenas discontinuas sobre la actividad cotidiana de San Petersburgo, la mayoría son tomas callejeras, también de obreros y de la vida doméstica. Trozos de realidad tomados al paso (Vertov los llamaba kino-fraza, “frases fílmicas”) que alternándose unos con otros en una rápida sucesión establecen una alegoría que vincula el ritmo de esa incipiente modernidad (con sus contrastes sociales y económicos) al propio proceso de filmación y edición cinematográfica. Retomando la fascinación tecnológica de los futuristas y constructivistas, Vertov está obsesionado con la movilidad y la velocidad, evidenciando la relación entre el mecanismo del cine, la nueva intensidad de la productividad industrial y el ritmo que automóviles, trenes y tranvías impusieron a los hombres y mujeres de principios del siglo XX