1.1. Relación Arte-Tecnología |
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"Cuando
el pensamiento se relaciona con la técnica bajo este régimen de «insumisión»,
su resultado se llama: arte. El
término arte tecnológico no está exento de connotaciones peyorativas,
debidas al prejuicio de que la tecnología es siempre un factor alienante.
Los recientes usos sociales de los medios justifican en parte esta consideración,
la utilización de sistemas complejos como las tecnologías multimedia,
la televisión o el talante cada vez más comercial o de puro entretenimiento
de Internet van sin duda en esa línea. La tecnología se vuelve objeto
de aprobación y desaprobación, emblema para unos y sanción para otros.
Pero la relación Arte-Ciencia-Tecnología no puede entenderse de una forma simple, interpretada sólo en términos de la bondad o negatividad, ambas posiciones (apocalipticos o integrados[2], utilizando los términos de Umberto Eco) no pueden ser válidas en sí. Pese a que a lo largo de la historia Arte y Ciencia se han aproximado muchas veces, no podemos igualar sus papeles, no se pueden establecer esquemas de carácter analógico en el desarrollo operativo o en los procesos de creación de los discursos propios a la ciencia y el arte. El artista no se asemeja al científico en su relación con la tecnología, la mayoría de las veces se posiciona en contradicción a ella; manipula libremente, decodifica, combina, reinventa, desmitifica y desvirtúa la práctica de la tecnología científica desde su interior. Por ello, el inventario de las prácticas tecnológicas en el arte contemporáneo es para nosotros un comienzo necesario para comprender esa relación en los usos discursivos y expresivos. El arte intenta cambiar el ángulo desde el cual se mira a la tecnología. En este sentido, para Alain Renaud y Edmond Couchot lo que hoy se llaman nuevas tecnologías de información y comunicación no son instrumentos que puedan equipararse a los anteriores, han pasado del modelo mecánico al modelo cerebro: «Definen otro tipo de poder, otro tipo de instrumentalidad y de eficiencia que ya no se basa en la lógica de la fuerza (orden mecánico) sino en la fuerza de la lógica (del pensamiento, de la concepción)» [3]. El ordenador es el último avatar de la maquina. Es una máquina informacional. No transforma ni produce objetos, trata la información, la materia sobre la que opera es abstracta y simbólica, está constituida por "datos". En este sentido, no actúa como una máquina, tiende más allá, o a otro lado, hacia la hiper o meta-máquina. Tiende un puente entre lo que desde hace mucho tiempo parecía inconciliable --el pensamiento técnico y el pensamiento simbólico -- e instaura una nueva relación entre el decir y el hacer. Las técnicas informacionales son literalmente tecno-lógicas, combinan técnicas y "lógicas" (es decir, lenguaje y cálculo). [4] Al
observar las prácticas artísticas encontramos que los primeros artistas
implicados en esa relación arte-tecnología, vinculada con el vídeo en
los años 70, tenían una actitud totalmente contraria al sentido alienante
del medio. Su trabajo se dirigía en contra del lenguaje televisivo[5], con unos planteamientos ciertamente combativos. Tal como
dice la cita inicial, "se relacionaban con la técnica bajo ese régimen
de «insumisión»", no sólo frente a la televisión sino que utilizaban
el vídeo también para derribar o expandir las viejas barreras que diferenciaban
las formas tradicionales del arte de la pintura y la escultura. "Desde el primer momento parecía que todos deseaban explorar todo cuanto era posible hacer con vídeo. Algunos se vieron como artistas, otros como anti-artistas, otros como totalmente fuera del arte. Muchos eran ambivalentes y otros estaban totalmente desconcertados. Aunque el incipiente vídeo puede ser categorizado, no se le puede generalizar: muchos de los primeros realizadores se sintieron atraídos más por las implicaciones del vídeo en los estilos de vida alternativos, o el activismo político, o la filosofía ética, o la ecología que por el arte. Y como tal, el vídeo mantuvo conexión en la realización de una amplia gama de preocupaciones, internas y externas al medio. Al contrario de lo que sucedió con la incorporación de otros nuevos medios en épocas pasadas que se produjo de forma gradual y vinculados con uno o dos estilos o acercamientos estéticos, el aspecto más distintivo de la época de formación del vídeo fue su emergencia inmediata y simultánea en múltiples géneros: activista, documental, imagen-procesada, abstracto, performance, conceptual, ecológico, diarístico, danza, música, bio-feedback y otras formas hicieron su aparición entre los años 1968-1972. Sin embargo mantenían una gran coherencia: todos estos acercamientos eran vídeo (experimental, independiente, underground, guerrilla, artístico, como fueron diversamente bautizados), ninguno se excluyó del campo y muchos artistas trabajaron en formas múltiples. Había una atmósfera de apoyo mutuo y un sentido de destino compartido y privilegiado que investía al vídeo con aspiraciones poderosas para ser lo que ningún otro medio había sido, ni (se le) había pedido ser: al mismo tiempo un medio a través del cual ver el mundo, un medio para probar los límites del mundo, una herramienta política, una herramienta de comunicación, y un medio de arte sensible".[6] Así, podemos ver como muchos de los artistas iniciales del vídeo arte dirigieron su trabajo hacia la crítica social profunda, una crítica dirigida a la dominación que ejercían los canales de transmisión televisiva, pero también a toda la corriente principal de la industria de la cultura. Una posición curiosa, o mejor irónica, que este acto de crítica se difundiera a través del medio tecnológico. Con ello los artistas de vídeo arte no sólo estaban respondiendo al posicionamiento del público de masa, sino también al particular silencio o sordera de muchos artistas que como productores de cultura viva no respondían ante la acción de las grandes corporaciones empresariales de la industria de los mass-media. En palabras de Martha Rosler "la industria de la cultura contra la industria de la conciencia". "No sólo una crítica sistémica sino también utópica estaba implícita, el esfuerzo no era para entrar en el sistema sino para transformar cada aspecto de él y --heredado del proyecto vanguardista revolucionario-- para redefinir el sistema hacia afuera, uniendo arte con vida social y haciendo que espectador y productor tuvieran funciones intercambiables".[7] La
conexión entre el pro y contra de la tecnología se ve así reflejada en
los 60/70 coexistiendo el utopismo y la decepción, entre la euforia tecnológica
del radicalismo televisivo y su propio impulso autodestructivo. Estas
posturas aparentemente lineales y excluyentes sufrieron un incesante desplazamiento
y contaminación, convirtiéndose en una característica inherente del arte
tecnológico de esa era. A
nivel referencial veremos también cómo el desarrollo del discurso artístico,
dentro de esta relación arte-tecnología, sigue vinculado a la crítica
de la representación, iniciada ya en la época de las vanguardias. No es
pues casual el uso que Duchamp, Leger, Man Ray o Moholy-Nagy hicieron
del dispositivo cinematográfico. La mayoría de los video-artistas reformularon
las propuestas de esas primeras vanguardias: el uso de la perspectiva
múltiple y los puntos de vista simultáneos explorados por los cubistas;
la noción de aleatoriedad, la incorporación de la experiencia cotidiana
y las nuevas relaciones con la audiencia investigadas por los surrealistas;
o la provocación, el azar y la destrucción de las formas que interesó a los dadaistas. La significación crítica que pueden ejercer hoy los medios técnicos de captura y reproducción de la imagen se sitúa en esa misma línea que podríamos definir como: la transformación de los sistemas de reproducción técnica sobre los lenguajes de representación audio-visual, que tienden a "desarrollarse en el tiempo, como duración, como algo que se diferencia de sí en el discurrir de lo temporal, sancionando la absoluta estaticidad del dominio de la representación"[8] y dentro de ella preguntarnos ¿cómo los medios están transformado los modos de representación, comunicación y conocimiento? ¿Qué herramientas críticas son necesarias para evaluar esta cultura tecnológica, histórica y dialécticamente, considerando tanto su potencial de dominación como de liberación?: Si tenemos en cuenta las estrategias de las primeras vanguardias del siglo XX con respecto a la ahora bien-atrincherada sociedad tecnológica de consumo, la pregunta es: ¿Movimiento hacia la liberación o hacia la acomodación?[9] Conscientes de que la tecnología está influyendo en todos los ámbitos de la sociedad, es importante desde las artes visuales conocer la influencia, posibilidades y significaciones de las tecnologías de la imagen. Arte y tecnología posibilitan la deconstrucción técnica y social de los sistemas de representación de la imagen, surgiendo nuevas relaciones entre conocimiento y visión, entre lógica e imagen que, lejos del pensamiento positivista, abren el campo de acción a la indeterminación y la subjetividad dentro de ese nuevo sentido de la lógica, tecno-lógica. Si las formas simbólicas de representación visual se imponen hoy bajo estos sistemas, debemos procurar que tanto su proceso de trabajo como su interacción con el espectador tengan lugar sobre la base de una reciprocidad que altere la vieja mediación entre sujeto y objeto. No se trata de etapas construidas según la misma forma lógica, sino de formas diversas de construcción. Según Habermas: "Es precisamente la relación dialéctica de simbolización lingüística, de trabajo y de interacción la que determina el concepto"[10]. La relación arte-tecnología debe apoyarse en los conceptos para la renovación de los lenguajes visuales, siendo conscientes de que el uso tecnológico lleva consigo una carga semántica socialmente establecida. Obviamente, creo que de la única manera que el artista puede entrar en las nuevas tecnologías es a través del uso crítico y ético de las tecnologías. De otra forma te conviertes en tecnológicamente determinado, que es justo lo contrario de lo que nosotros queremos hacer (...) Un aspecto en el que me gustaría insistir es el del trabajo con las nuevas tecnologías. Los problemas que se generan al realizar estos trabajos son sintomáticos de las nuevas tecnologías. Existe una serie de presiones para utilizar las novedades porque sí, dejando a un lado las motivaciones artísticas que hay en su origen. Cuando esto sucede se convierte en algo únicamente productivo que no ofrece a los artistas la posibilidad de colaborar en unos proyectos en los que puedan aportar su visión. [11] [1] BREA, J.L., "Algunos pensamientos sueltos acerca de arte y técnica". [2] ECO, U.,Apocalípticos e integrados.Ed.Lumen, Barcelona, 1968 Los "apocalípticos" encuentran en la relación arte-tecnología la "anticultura",
un signo de decadencia. Su calificativo se debe a que exponen el fenómeno
con tonos apocalípticos y se resisten a reconocer cualquier novedad
técnica, ya que implicaría un cambio que a la larga puede llegar a
borrar los patrones culturales establecidos. En claro contraste, los
"integrados" son aquellos que creen de manera optimista que experimentamos
una magnífica generalización del marco cultural, y defienden este
fenómeno ciegamente.
[3] RENAUD,A., "De l'economie informationnelle á la pensée visuellé", Réseaux, nº 61, octubre 1993, pág. 15. ...elles
definissent un autre type de pouvoir, un autre type d'instrumentalité
et d'efficience fondé non plus sur la logique de la force (ordre méchanique)
mais sur la force de la logique (pensée, conception)
[4] COUCHOT, E.,Images, de l'optique au numérique. Ed. Hermes, Paris1987,pág. 11-12. L'ordenateur est l'ultime avatar de la machine. C'est une machine
informationelle. Il ne trasforme ni ne produit d'objects, il traite
des informations, la matière sur laquelle il opère est abstraite et
simbolique, elle est constituée de «données».
En ce sens, il n'est pas plus tout á fait une machine, il se tient au-delà, ou ailleurs, sorte d'hyper ou de méta-machine. Il jette un pont entre ce qu'on a cru longtemps incinciliable -la pensée technique et la pensée symbolique- et instaure une nouvelle relation entre le dire et le faire. Les techniques informationnelles sont á la lettre des «techno-logies», des combinés de techniques et de «logies» (c'est-à-dire de langage et de calcul). [5] V.T. is not T.V. (Vídeo Tape no es TeleVisión). Gregory Battcock. En el mismo sentido: Television has been attacking us all our lives. Now we can atack it back (la televisión nos ataca en todos los instantes de nuestra vida. Ahora podemos contraatacar). Nam June Paik. [6] BURRIS, J., "Did the Portapak Cause Video Art? Notes on the Formation of a New Medium" en Millenium Journal Film, nº 29 (octubre 1996)
From the first moment it seemed that everyone was doing everything
possible with it. Some saw themselves as artists, others as anti-artists,
others as altogether outside art. Many were ambivalent, others were
simply confused. While early video might be categorized, it can't
be generalized: many of the early makers were attracted more to video's
implications for alternate life styles, or political activism, or
ethical philosophy, or ecology than to art. And as such, video provided
the nexus for the realization of a panoply of concerns, both internal
and external to the medium. Whereas previous new media had emerged
gradually with one or two styles or aesthetic approaches, the most
distinctive aspect of video's formation was the immediate and simultaneous
emergence of multiple genres: activist, documentary, synthesized and
image-processed, abstract or abstractive, performance, conceptual,
ecological, diaristic, agit-prop, dance, music, bio-feedback and other
forms made their appearance in the years 1968-1972. Moreover, there
was a high degree of cohesiveness: all these approaches were video
(experimental, independent, underground, guerrilla, artists', as they
were variously christened), none were excluded from the field and
many artists worked in multiple forms. There was an atmosphere of
mutual support and a sense of a shared and privileged destiny investing
video with powerful aspirations to be what no other medium had been,
nor had been asked to be: at one and the same time a medium through
which to view the world, a means to test the limits of the world,
a political tool, a communications tool, and a responsive art medium.
[7] ROSLER, M., Video: Shedding The Utopian Moment", en Illuminating
Vídeo. An essential guide to Video Art. Ed.Aperture: Bay Area Video
Coalition, cop. New York, 1990, pág. 31.
Not only a systemic but also a utopian critique was implicit in video's
early use, for the effort was not to enter the system but to transform
every aspect of it and - legacy of the revolutionary avant-garde project
- to redefine the system out of existence by merging art with social
life and making audience and producer interchangeable.
[9] ROSLER, M.. Op. cit., pág 33. In
considering the strategies of early twentieth-century avant-gardes
with respect to the now well-entrenched technological-consumerist
society, it asks the question: movement toward liberation or toward
accomodation?
[10] HABERMAS, J., Ciencia y técnica como «ideología», Ed. Tecnos, Madrid, 1994, pág. 12. [11] D'Agostino, P., "Peter d'Agostino o el uso crítico y ético de la tecnología". Entrevista con Peter d'Agostino, por Montse Badia.
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